1987
La grave recesión que vive la economía del país ha afectado seriamente a todos los sectores productivos llevándolos a márgenes de alto riesgo donde peligra su existencia.
En los primeros cuatro meses del año el Producto Interno Bruto (PIB) cayó 1.7% en relación al primer cuatrimestre de 1986. La actividad agropecuaria en el mismo período decreció 3.3. %, la industria manufacturera 3% y la de construcción 8.9%.
Por lo visto la situación más crítica se deja notar particularmente en la producción industrial, la cual hasta mayo de este año acumuló 17 meses consecutivos de tendencia a la baja. Así, de enero de 1986 a mayo de 1987 presentó una tasa anualizada de decremento del 5.3% que se explica en parte por la fuerte caída también de la inversión productiva que descendió en el mismo período un 15%.
Este fenómeno se ha desarrollado paralelamente al cierre de empresas y a la contracción de la actividad de otras muchas, lo que ha originado una fuerte caída del empleo cuyo descenso en el primer cuatrimestre del año fue de 7.1%.
Una de las principales causas de la caída de la producción industrial ha sido la violenta contracción del mercado interno dada por caída del poder adquisitivo del salario y por el incremento del desempleo. Por ello es que la baja más sensible se ha dado en los renglones productivos que dependen del consumo doméstico, como las manufacturas, algunas de cuyas ramas con mayor rezago en los primeros meses de 1987 fueron la automovilística, aparatos electrónicos y línea blanca, los cuales también mostraron una elevación en sus precios muy marcada lo que explica, por otro lado, la contracción de su demanda y por tanto su producción.
Hasta la fecha, según las estadísticas el proceso de reconversión industrial y de apertura comercial no ha tenido los resultados esperados ya que la capacidad financiera de muchas empresas se ha visto limitada seriamente y esto ha imposibilitado la introducción de nuevos métodos de producción para volverse más competitivas. Aunado a ello la contracción de la demanda interna desincentiva e imposibilita, también, cualquier nueva inversión.
Por otro lado y en el mismo sentido, la creciente entrada de mercancías extranjeras al país producto del ingreso de México al GATT ha provocado un desplazamiento de ese tipo de mercancías y algunas, incluso, se han visto en la necesidad de cerrar por quiebra. Lo que demuestra que la industria nacional no tiene capacidad competitiva con la industria extranjera en la mayoría de las mercancías que produce y que el proceso de reconversión industrial será muy difícil de darse dada la actual coyuntura económica, ya que no existen las condiciones financieras necesarias para el cambio y el mercado en contracción evidencia una demanda descendente. Así mismo, el sector industrial tampoco cuenta con la capacidad necesaria para impulsar el crecimiento de las exportaciones ya que de las 127,539 empresas que conforman el sector manufacturero solo 1200 tienen capacidad para exportar y solo 300 lo hacen efectivamente, de las cuales 30% son empresas transnacionales según datos de la SPP y ANIERM.
Grave panorama, pues, presenta la industria del país y reclama medidas para apuntalar su caída que amenaza una desindustrialización que en el mejor de los casos provocará que México se convierta en un país maquilador en detrimento de la producción para el consumo interno con una fuerte prevalencia de la industria extranjera.